¿Qué puede provocar la aniridia?

La aniridia provoca que la pupila del ojo (orificio negro central) se vea más grande de lo habitual o tenga una forma irregular. 

Los principales síntomas asociados a la patología son fotofobia –debida a las dificultades para controlar el paso de luz por la falta del iris–, así como visión borrosa o baja agudeza visual cuando se asocia, por ejemplo, a una opacidad en la córnea, una catarata o una deficiencia en el desarrollo del nervio óptico o la mácula (parte central de la retina). También es común que la aniridia esté ligada al glaucoma –presente en la mitad de los pacientes–, o a otros problemas como nistagmus (movimientos involuntarios con los ojos y consiguiente dificultad para fijar la vista), déficit de células madre epiteliales de la córnea, sequedad ocular, ambliopía o estrabismo.